Explotación

Extremadura se caracteriza por tener una climatología mediterránea semiárida con precipitaciones escasa e irregulares, y temperaturas en algunos casos, superiores a 45ºC en verano llegando a descender a -5º en Invierno.

Cuenta con una extensión de 1.800.000 hectáreas de ecosistema adehesado, poblada por una vegetación forestal y arbustiva en la que conviven especies animales salvajes y domésticas, que constituyen un complejo sistema natural.

Extremadura en general, y su ecosistema adehesado en particular, han sido desde hace décadas una zona de producción de terneros, llamados pasteros, que en el momento del destete (alrededor de los seis o siete meses) eran vendidos, a través de tratantes a otras comunidades autónomas que los cebaban, sacrificaban y comercializaban. Esta salida de animales vivos fuera de nuestra comunidad supone la pérdida de un importante valor añadido, tanto para el sistema de producción como para el sector industrial.

Actualmente se están promoviendo importantes esfuerzos para la creación y adecuación de estructuras productivas, industriales y de comercialización que nos permitan cerrar el ciclo de producción y transformación de las canales amparadas bajo la Indicación Geográfica Protegida pudiendo identificar, caracterizar y certificar un producto de muy alta calidad organoléptica y medioambiental.

La alimentación del ganado se basa en estos pastos naturales que han de completarse con otros recursos de la propia dehesa en las épocas de máxima escasez, en algunos casos aprovechando las rastrojeras en verano y el ramón de encina o la bellota en invierno. En las zonas más fértiles de algunas dehesas se alternan cultivos, en su mayor parte forrajeros, con el objeto de suplementar a los animales.

El cultivo extensivo es el aprovechamiento de grandes extensiones de superficie mediante el pastoreo. Esta es una ganadería que por su rusticidad se ha adaptado perfectamente al medio. La dureza climática y la baja calidad de los suelos, han favorecido el asentamiento de la explotación ganadera.

La alimentación de las vacas madres se realiza aprovechando los recursos naturales de las dehesas durante todo el año, principalmente pastos. Cuando es necesario suplementar esta alimentación, se realiza a base de pajas, henos, cereales, leguminosas, concentrados fibrosos y piensos autorizados por el Consejo Regulador. Los terneros permanecen siempre lactando hasta cumplir al menos cinco meses.

En el censo de ganado bovino extremeño, debido a las producciones herbáceas, la inclinación ha sido casi total al sector cárnico con un censo de más de 350.000 vacas madres.

En la alimentación suplementaria de las reses destinadas a sacrificio se utilizarán sólo piensos autorizados por el Consejo Regulador. En cualquier caso, queda siempre prohibido el empleo de productos que puedan interferir en el ritmo normal de crecimiento y desarrollo del animal.

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